A UN POETA

Yo conozco un poeta que se esconde
bajo tosco sayal de negro paño,
cuyo anhelo es seguir siempre adelante
de Cristo en el rebaño.

Yo conozco un poeta que no tiene
del aguila real el atrevido vuelo
que se remonta hasta perderse toda
en el azul del cielo.

Mas tiene, sí, de la canora alondra
las alas delicadas y lijeras
para subir y saludar gorjeando
las nubes pasajeras.

Yo conozco un poeta que no tiene
la voz melinflua del gentil jilguero,
ni la lira feliz, genial, sonora,
del inspirado Homero.

Mas tiene, sí, de la paloma amante
la voz arrulladora y delicada
con que, revoloteando entre las frondas,
saluda a la alborada.

¡Por eso yo te canto!... pues mi lira
cantar no sabe a genios inmortales
que asombraron al mundo cuando apenas
estaban en pañales...

Porque las cuerdas de mi pobre lira
no están tejidas con cabellos de oro...
¡Las tejieron, quizás, de vil metal
entre mi amargo lloro!...

Porque mis cantos, tristes, dolorosos,
no son los delicados del jilguero,
sino son cual los cantos del plectro
arranca un pordiosero.

Por eso yo te canto, vate humilde,
por eso que mi lira así se atreva
a darle los acordes mal sonantes
que sus entrañas lleva.

José Colín Trejo